¡Hola a todas, tanto tiempo! Qué lindo volver a verlas, qué feliz me hace que Mariquel y Vale me convoquen para compartir mis aventuras con ustedes, ¡¡¡gracias totales chicas, las adoro!!! No les mando un beso pero sí un choque de codos con mucho amor 😀
¿Y saben qué tema nos convoca? ¡La cuarentena obligatoria, por supuesto! Yo estoy escribiendo este post desde la comodidad de mi casa, y ustedes lo están leyendo desde la suya. ¿Qué tal si todas nos hacemos un cafecito o té humeante para acompañar este encuentro? 🙂
Bueno. Este post comienza con una confesión: nosotros en casa estamos de cuarentena desde el 23 de febrero… ¡¡¡¿¿¿qué qué???!!!! El 23 de febrero Mr. P, mi novio y padre de Dindina, se cortó el tendón de Aquiles jugando un partido de fútbol en el cumple de una muy amiga mía. AY. Dolor, operación y cambio inmediato de vida familiar: Mr. P quedó fuera de juego, con reposo obligatorio en la cama con pie enyesado. Vale aclarar que en casa somos un equipo y los dos hacemos TODO… bah, los tres: a Dindu le estamos enseñando desde chiquita en todo lo que puede ayudar a que la casa esté en orden, y más (ya me ayuda a cocinar, a llevar cosas a la mesa, a “barrer” aunque todavía no domine la técnica jajaja, etc.). El punto es que, de un día para el otro, todo recayó en mí, hasta llevar a Dindu al jardín todas las mañanas (yo siempre la pasaba a buscar, pero el turno mañana le tocaba a su papá, así yo ganaba un poco más de dos horas de laburo en la oficina).
Se imaginarán la revolución que fue esto en tareas relacionadas con la niña, en las comidas, en la limpieza de la casa. Tuve que empezar a estoquearme antes de comida, tuve que pensar en almuerzos más power para tres, y tuve que reorganizar mi vida laboral y en casa el instante en que un mal movimiento rompió el tendón. AY.
Pero la clave fue que todo se tomó con alegría. Alegría fue que toda nuestra familia y todos nuestros amigos salieron al rescate en el proceso de observación y operación del pie, fue un alegría que todo saliera bárbaro, fue una alegría que la recuperación haya sido buena, fue una alegría encontrarnos los tres más unidos que nunca, ¡y haciendo picnics en la cama para comer las cuatro comidas del día todos juntos!
Con esta energía de amor, cuidado, PACIENCIA y buscar la magia en cada cosa, encaramos la cuarentena obligatoria. Bueno. Ya estábamos muy hogareños, y desde que se suspendieron las clases, Dindu prácticamente no salió de casa. Pero saber que ahora nos convoca quedarnos en casa para cuidar al otro, cobró otro color, otro compromiso, otra necesidad de ayudar a la humanidad entera a salir adelante de este embrollo.
La clave está en tomarlo con la mayor alegría posible, en redescubrir hábitos cotidianos, en agrandar aquellas cosas pequeñas al valorarlas más, y a darle lugar también a la angustia cuando llama a la puerta. Claro. Esto no es Disney 24/7, también hay miedos, inseguridades y vacíos a llenar con algo más que esperanza. Y está bueno que eso también salga para afuera: más que bueno, es necesario.
Va un punteo de tips de las cosas que me dan alegría en estos días: el olorcito a Dindina recién despierta, la tostada con queso y mermelada de la mañana (antes desayunaba tostada con mermelada sola y de parada…), las manualidades que hacemos inspiradas por las sugerencias que envían las maestras y maestros del jardín de Jaz (¡amo sentirnos acompañados por su cole!), las maratones de Vikings que retomamos con Mr. P, los memes de WhatsApp, las nueva modalidad de charlas con amigas en esa misma aplicación, que sigo cocinando saludable todos los días escuchando música de mi elección (¡¿por qué tardé tanto en mover el parlante a la cocinaaaa?!), retomar la lectura de mis libros, desempolvar los juegos de mesa, y que P y yo le estamos poniendo toda la onda para salir adelante de esto, juntos.
A la pregunta de Mariquel y Vale de cómo estamos llevando exitosamente la cuarentena, respondo que a fuerza de paciencia, de empatía, de cuidar al otro genuinamente, de buscar magia en las cosas cotidianas y de darte el lugar de hacer aquellas cosas que siempre te dieron placer pero la vorágine te escatimó el tiempo para hacerlas. Y a fuerza de dar amor: decir a los que te rodean cuánto los querés, todas las veces que quieras. La vida es HOY y la vida misma está en juego.
No dejes pasar un solo día más sin decirle cuánto querés a aquellos que querés.
Muchísimas gracias Mariquel y Vale por haberme dado este espacio en su siempre genial blog. Me encantó tener la posibilidad de enviar buenas ondas al universo en este momento 🙂 ¡Feliz cuarentena a todas! Cuídense y cuiden al otro.
Vero Mariani
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