Descubrí que a los miedos y al estrés maternal hay que tomarlos por sorpresa. Ellos siempre están ahí, y vos presa de sus emociones… ¿pero qué pasa cuando sos vos la que se asoma y les hace una toma de catch? ¡Ajá! Es posible desbalancear estos sentimientos, y por lo que relata el post de hoy, sólo necesitamos un cuchillo y una tabla 😉
Hay mañanas y hay mañanas. Hay las que todo fluye y llegamos a la hora de almorzar juntas como dos amiguitas que se la pasaron bomba, re divertidas y sonrientes. Pero están esas otras mañanas que ya comienzan mal: Dindina se despierta llorando sin razón aparente (y obvio cuando todavía tengo tres cositas más por hacer para dar por concluido mi trabajo y tener un día mami full-time sin preocupaciones laborales), la cambiada de pañal es una lucha, se aburre rápido de sus juegos y libros favoritos o quiere meterse en la cama recién hecha para jugar al huracán (¿soy la única que AMA ver la cuna impoluta nivel hotel 5 estrellas? ¡jaaaaa!)… en fin. Hay mañanas y hay mañanas. Y para cambiarle la energía a las mañanas complicadas: cuchillo y tabla. ¡Y toma de catch al malhumor de todas!
Cuando el reloj canta las 12 del mediodía, comienza la hora de distracción. Comienza El Zorro en Canal 13. Otro día hablamos de cuánto amo a Don Diego de la Vega y su alter ego, hoy enfoquémonos en que a Jazmín le copa también, y desde su puff sigue sus aventuras mientras yo me aventuro en la cocina para preparar el almuerzo.
Los días que necesito liberar tensiones son los días que necesitan una comida colorida, excepcional y divertida para hacer. Así es como llego a armar una ensalada especial, receta que voy a compartir por si se encuentran en una situación similar (o no: es riquísima siempre) 😀 No lleva mucho tiempo, y si tenemos algunos de los ingredientes ya hechos, ¡mejor! ¡Llegamos a ver el final del Zorro!
La clave es tener qué cortar. A mí por lo menos me ayuda a cambiar el eje de una situación mix berrinches con pendientes laborales cortar ingredientes. El acto de cortar requiere mucha concentración (sino el problema ya pasa a mayores: ¡hola doctor de guardia! ¿Me cose el dedo?), y milagrosamente logro concentrarme. Chau mix. Como terapia alternativa me ayuda mucho, y más si mi recompensa es una ensalada deliciosa, nutritiva y amigable con una alimentación más saludable 😉 ¡Vamos a por ella!
Para lograr la versión original a todo trapo para que coman dos adultos y una pitufina, van a necesitar éstos ingredientes: 1/2 zapallo anco, 1 cebolla morada, 3 tomates, 3 huevos duros, una plantita de lechuga manteca, y un paquete de mozzarella bocconcino (a todo trapo, dije :p). Y si les gusta, semillas de sésamo.
La elaboración es muy sencilla pero requiere un poquito de tiempo, aunque tampoco demasiado. Basta con menos de un Zorro para tenerla, más la versión express que hice para el post (es la versión adelantada: algunas cosas ya estaban hechas).
Procedimiento: Prendan el horno, pónganlo a medio más tirando a bajo. Pelen y corten el zapallo en cuadraditos chiquitos. Tómense el tiempo para cortar, que ahí está la liberada de tensión asegurada :p Pongan el zapallo es una asadera con un poco de aceite y sal (si le agregan pimentón dulce queda genial), y si no quieren ensuciar mucho, metan en esta fuente la cebolla morada cortada a lo bruto, en rodajas gorditas, como para que no se quemen. Si quieren ensuciar, como yo la mayoría de las veces (¡lavar platos también me resulta terapéutico!), salteen la cebolla en una sartén con un chorrito de aceite de su preferencia. Mientras tanto, pongan a hervir los huevos, laven los tomates y la lechuga, y elijan su fuente favorita (o plato, en este caso). Dispongan la lechuga primero, las rodajas de tomate y de huevo duro cortado con ese cosito maravilloso que lo deja re prolijo, y luego hagan lluvia de calabaza asada y cebolla asada o salteada. Por último, plantan los bocconccini con sumo cuidado y amor, porque son el toque de oro (¡y no vale robar mientras arman la ensalada, que no es justo con el adulto #2 y la pitufina!), y se espolvorea con semillas de sésamo. Pueden condimentarla toda ahí mismo o dejar que cada uno lo haga en su plato. Yo con sal y aceite de oliva estoy 10 puntos.
La versión express más amigable con los tiempos del Zorro y con mi cuota de paciencia tras una mañana complicada, requiere zapallo al horno (yo ya lo tenía hecho de la noche anterior: contradictorio, porque sin este paso corto mucho menos jajaja), cebollas moradas suavizadas en agua hirviendo durante 10 minutos y un huevo duro hecho en el momento. Es lo que tenía en la heladera, y les aseguro que fue más que suficiente para las dos: mientras Don Diego se debatía a duelo intelectual con el Capitán Monasterio, Dindina y yo disfrutamos una ensalada súper rica y un momento de paz. ¡Gracias tabla y cuchillo por ayudar! 😀
Si tienen una ensalada rica y divertida para elaborar, compartan en sus comentarios. Armemos juntos una carta exquisita que nos ayude a desestresar 😀
Vero Mariani
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